A LA CIUDAD DE
LOS ÁNGELES PEQUEÑOS
Quatro y tres veces diez, más cien veces tres:
no dejen sus voces no queden sin piel
y de noche soles traigan por mïel;
aqua entre quien hostes quedose esa vez.
Y halo de tristes por dar a tiempo revés,
y de hombres que no caigan ante su hiel,
viven so vivas por ellos y ellas fiel
a quienes Dios llevose en Septiembre tres
Nuestras sean vuestras penas triste Beslán,
digan las voces a coro «nunca más»
en muestra de honra a tus venas, tu herida,
Más flores que mueran no caigan jamás
ante ellos, nuevas almas de Eva y Adán;
¡salve urbe! ¡salve tu oro que es la vida!
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